Una vista rápida de lo que no deberías perderte si decides hacer una escapada a Lisboa, aunque el verdadero encanto de esta ciudad lo encontrarás paseando sin prisa por las empinadas calles de Alfama y Bairro Alto, y parándote a reponer fuerzas en cualquiera de sus cientos de terrazas donde podrás tomarte un Fino o Imperial (una caña) o una Caneca (jarra de cerveza) bien fresquita, o si lo prefieres una Bica (café sólo) o un Galão (café con leche) acompañado de los típicos pastéis de nata (riquísimos, hay que probarlos).
Y si tienes suerte, tal vez coincidas con alguno de los muchos conciertos al aire libre que se celebran en los parques de la ciudad durante los meses de verano.
Una ciudad acogedora, con cierto aire melancólico, mucho encanto y rincones increíbles que merece la pena descubrir.